viernes, 8 de agosto de 2014

EL FLYSCH DEL LITORAL BIZKAINO

La ruta de los acantilados del litoral Bizkaino nos la conocemos bien y la pateamos siempre que podemos, incluso a veces, cuando nos llueve, es un recorrido de tal belleza que resulta siempre agradable. El recorrido completo, es decir, desde Getxo, saliendo desde el Puerto Viejo hasta Plentzia son unos 23 km de marcha fácil. Esta línea costera se puede dividir en dos zonas diferenciadas marcadas por el Flysch,  y nosotros hemos elegido la segunda ruta que diríamos comienza a la altura de Sopelana. ¡Qué empiece el espectáculo!

Simpática pizarra sobre ruedas


Dejamos el coche en el parcking de la playa de Atxabiribil y empezamos a caminar bordando la urbanización Sopelmar, desde donde cogemos un sendero estrecho el cual prácticamente no dejaremos, con pequeñas variantes, hasta el final del recorrido.






Ya desde este momento vemos personas bajando a las calas cercanas y gente que nos adelanta con su paso rápido por el sendero.


Cala de Meñakoz


Dejamos la cala de Meñakoz que desde nuestro punto de vista por sus aguas esmeraldas y transparentes y esas arena tan blanca, bien podría tratarse de una playa del Pacífico. 

Seguimos sendero arriba, resulta poco pronunciado y accesible para todos. 

Ciclistas contemplando el espectáculo

Nuestro ritmo lo marca nuestra charla, junto con las paradas de sorpresa que no podemos evitar, al contemplar paisajes asombrosos de aguas claras, peñones y riscos adentrándose en el mar, y acantilados pronunciados cuyas formas y pliegues podrían contarnos gran parte de nuestra historia.

Vista general playa Barrika con marea alta

Toda esta zona de acantilados que despuntan entre Meñakoz y Barrika se podría decir que es una de los áreas de mayor valor paisajístico y geológico de la costa.


Estas formas geológicas alcanzan su mayor espectacularidad cuando nos acercamos a la playa de Barrika y observamos las fallas y pliegues caprichosos que se han ido formando a lo largo de estos siglos y, que sin duda, han dado lugar a uno de los más impactantes entornos de esta franja costera.


Pliegues tipo Chevron


El camino termina con unas vistas espectaculares de la bahía de Plentzia, pero no nuestra ruta.
Bahía de Plentzia desde el horizonte


Ruta que continuamos bordeando el sendero de nuevo por los acantilados hasta llegar a la playa de Muriola o también conocida como Playa de las Canteras.
Camino de Muriola


Bajamos hasta Plentzia. Este trozo se hace un poco más incómodo ya que se realiza por la carretera, aún así, es cortito y no nos lleva mucho tiempo. 


Entrando a Plentzia



Entramos en Plentzia y sin pensarlo mucho, nos dirigimos hacia la Terraza del Uribe, nombre con que se conoce a la terraza del Hotel Restaurante Casa de Marinos, a pie de Ría.. ¡unas rabas y una cervecita que nos pedía el cuerpo!






Decidimos coger el metro de vuelta a Sopelana hasta el punto de partida donde dejamos el coche y,  desde allí volver a Barrika, no sin antes tomar un pequeño tentempié en El Peñón de Sopelana, un bar restaurante mirador situado imponente sobre las rocas del acantilado.

Caminos milenarios al mar


La idea es hacer coincidir nuestra llegada a la playa de Barrika con la bajamar y descender hasta la playa para poder observar y caminar sobre la rasa mareal.







Un lecho configurado por la misma estructura que la parte vertical pero, en este caso , representado de manera horizontal, bajo nuestros pies, sin duda de un gran valor y belleza, tanto a nivel geológico como visual.

Charlando sobre lo que el mar esconde
La expectación que causa este paraje no es casual. Aquí las formas que se dibujan dan rienda suelta a la fantasía, siendo además,  lugar de encuentro de fotógrafos que no quieren dejar pasar la ocasión de plasmar  toda esta belleza en imágenes únicas e irrepetibles y, de grupos de amigos y parejas, que ya, entrada la tarde, buscan el sitio apropiado desde el cual poder contemplar una idílica puesta de sol 




Rasa Mareal de formas impantantes


Formas serpentando hacia el marDinosaurio dormido





¡Aquí estamos! Sorprendidos y maravillados con este espectáculo de la naturaleza...











¿No os recuerdan estas largas filas de piedras en forma de cresta a la cola de lo que podría ser un dinosaurio dormido?



Postal Bizkaina


Empieza a caer el sol .... el atardecer, tan cambiante en tonos y luz, nos anima a quedarnos y contemplarlo sin prisas.

Los colores tenues de la puesta de sol

Para terminar el día nos acercamos a una de las terrazas de más ambiente de la zona. Golfo Norte  con unas vistas privilegiadas sobre los acantilados que acabamos de dejar. Aquí y ya a última hora de la tarde, es parada obligada de toda la gente que vuelve de la playa. 

Culmina el día con una puesta de sol Cantábrica por excelencia: Paleta de grises, con tonalidades azuladas, blancas,  violetas.... ¡Qué pereza da marcharse!



Atardecer cantábrico

1 comentario:

  1. Esta muy bien el reportaje. Una pena lo de ªbahía de plencia"

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