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martes, 12 de mayo de 2015

A la Izquierda y a a la Derecha de la Ría de Bilbao

Hay dos imágenes que se mantienen en mi cabeza desde mi infancia y que forman parte de mi paisaje vital, osea, de un archivo repleto de fotos que completan las páginas de una vida. A saber: Las Galerías Punta Begoña en Getxo y La zona Industrial de Barakaldo.

Configurar el Gran Bilbao, es fácil. El Botxo al fondo, y a los lados sus márgenes Izquierda y Derecha, con nombre propio. Discurriendo entre ambas, la Ría del Nervión, frontera natural que las ha mantenido alejadas y opuestas durante siglos, aunque realmente ninguna sería nada sin la otra, sin olvidarnos, que desde finales del siglo XIX, se mantienen unidas por un potente nexo;  El Puente Colgante.



Para la gente de la margen Izquierda cruzar el transbordador ha sido algo cotidiano ya que, durante la semana, había un movimiento laboral de este lado del puente al otro y el fin de semana, paseos obligados por la costa en invierno y playas en verano. De estos recorridos entre margen para aquí y margen para allá, en la Derecha, ya llegando a la playa Ereaga en Algorta, la vista primero se dirigía a la arena y el mar pero en seguida se te iban los ojos y la mente a la magnífica construcción de galerías amuralladas que marcaba el punto de inicio de esa zona. Demostración de la riqueza que siempre ha mantenido este margen de la Ría.


Hete aquí que tengo la oportunidad de pisarlas por dentro, después de verlas durante tantos años agarrarse a la roca que sujetan sin perder un ápice de aplomo, (por cierto, no he sabido como se llamaban hasta hace muy poco) gracias a la voluntad del Ayuntamiento e Instituciones vascas que, junto con la UPV, trabajarán durante varios años con el fin de devolver el vigor, la belleza y la grandeza a estas galerías.


Galerías de Punta Begoña
Exteriormente, sinuoso muro de contención de los impresionantes terrenos y mansión del magnate, millonario y visionario, Horacio Echevarrieta. Ilustre bilbaino, fiel reflejo de una burguesía liberal a la que representó, y economista republicano que supo administrar el negocio de la minería, que heredó tras la muerte de su padre y que le sirvió como punto de partida para llevar a cabo una expansiva y lucrativa actividad empresarial.


Interiormente, la construcción sorprende tanto por la grandeza de su salón y arquitectura, como por su caótica y penosa situación actual. 

Pero estamos dentro y la visita acaba de comenzar. A través de unos paneles y de las explicaciones del arquitecto que nos acompaña, se nos va descubriendo la historia de Getxo, la arquitectura y formación de las Galerías y del proyecto de rehabilitación que tienen entre manos. 













Quizás, se nos descubra con el tiempo que detrás de sus muros se sitúan los restos de un antiguo fuerte con ocho cañones desde el cual, debido a su situación estratégica, se dominaba tierra, mar y aire.

Quizás, la limpieza de sus paredes dejen al descubierto unos frescos y alegorías que ahora pasan inadvertidos


Detalle de los frescos del salón


Quizás su enorme chimenea vuelva a coronar el salón en todo su esplendor, salón que se sabe tuvo varias utilidades ya que, según nos cuentan, pasó de ser cuartel franquista durante la guerra civil (todavía se aprecian varias frases fascistas en la parte superior de sus paredes) a dependencias del Auxilio social.



Quizás se reconstruyan y podamos recorrer sus galerías decoradas por unas columnas de fuste liso y capiteles sencillos rematadas por una balaustrada de piedra. 



















La apuesta es grande, requiere una gran intervención a 
todos los niveles, aunque, puestos a pedir...pidamos.

Dejamos la zona señorial y opulenta de este lado de la Ría y nos vamos rápidamente al otro, hasta Desierto Barakaldo, ¿Os suena? 

Así se llamaba no hace tantos años a esta zona dominada por las fábricas y talleres cuyos máximos exponentes eran los Altos Hornos de Bizkaia. Los de la Margen Izquierda sabemos bien lo que han representado estos espectaculares monstruos. Para bien o para mal son parte de nuestras vidas y nuestra historia, patrimonio industrial que no debemos ni olvidar ni abandonar.


A pesar de todo el humo que nos han hecho tragar, no se puede obviar que tenían una belleza particular: Ruda, fría y onírica durante el día entre humos negros y blancos, y un tanto fantasmagórica por las noches con esos fuegos azules desprendiéndose de sus altas chimeneas.


Es una lástima que hoy no queden apenas restos y, los que quedan, sean tan difíciles de ver.... Pero volvamos a nuestra visita de esta otra parte de la Ría.


Industria de Barakaldo
Comenzamos en la estación de ferrocarril que une Bilbao-Santurtzi, de arquitectura ecléctica y funcional de gran relevancia en su época ya que funcionaba como entrada al municipio, donde nos explican la importancia que tuvo la construcción de esta línea que daba servicio a toda la margen Izquierda del Nervión y a sus industrias. Actualmente es la única estación original que se mantiene en activo.

Nos aclaran el porque de la denominación "Desierto" cuyo origen viene de la existencia de un Convento Carmelitano, situado en el promontorio de Ugarte, cuya congregación denominaba así a sus casas-desiertos.

Hacia 1885 Barakaldo empieza su transformación desde esta zona. El auge de la Industria minera,  actividad que supuso un punto de inflexión, dibujó un nuevo paisaje a lo largo de de las dos orillas de la Ría, repercutiendo positivamente en la economía del lugar. Se implantan las primeras fábricas de fundición de hierro, se construye una extensa red ferroviaria para el transporte del mineral, los cargaderos, embarcaderos, toda una serie de infraestructuras y empresas siderúrgicas que ocupan prácticamente toda la margen izquierda terminando, en el Puerto exterior de Bilbao

De la unión de todas estas empresas siderometalúrgicas nace Altos Hornos de Vizcaya, A.H.V. La mayor y más importante empresa vasca de la historia.

No lejos de la estación de tren, se encuentra un edificio poderoso de estilo nacional e industrial, que albergó las Oficinas de A.H.V. convertidas hoy en día en viviendas sociales. 




Continuamos hacia la dársena donde, hasta los años noventa, atracaban los barcos que transportaban el valioso mineral que se extraía de nuestros montes. Sólo quedan dos cargaderos en pie recordándonos la dureza de ese trabajo, el de la Sociedad Franco Belga y el de la Orconera..



Finalizamos la visita en uno de los edificios industriales más simbólicos de la zona.


El Edifico Ilgner Nombre dado por el sistema Ilgner de accionamiento eléctrico que albergaba el propio edificio, fascinante por dentro y por fuera.






Por fuera, sus largos y estrechos ventanales se separan por unos pilares , contrastando con la armadura de ladrillos vista y la galería horizontal de su cornisa. 

En el interior, las dimensiones sobrecogen, se diría que entraras en una fábrica museo debido a la riqueza decorativa de sus baldosas de cerámica, sus siete puertas azules y, en perfecto estado de conservación destacando, los cuadros de mandos situados a lo largo de la primera planta. 



Un templo de poder, solidez y monumentalidad. 


Hoy en día, el paisaje abierto, los nuevos edificios de viviendas, los jardines y los paseos transitados por los vecinos, nos demuestran que algunos cambios producidos por los hombres han servido para mejorar

domingo, 23 de noviembre de 2014

Paisajes Mineros, La Arboleda

La Arboleda y la minería 
Conocíamos la zona minera de La Arboleda pero queríamos saber un poco más sobre este lugar tan popular entre las gentes de la margen izquierda, no solo debido al peso industrial que ha marcado la vida de varias generaciones dejando una profunda y, me atrevería a decir que, nostálgica huella, sino también,  por su situación privilegiada en lo alto del Valle de Trápaga en Bizkaia, por sus recuperados paisajes mineros, reconvertidos hoy en día en verdaderas zonas de recreo y, por su muy apreciada gastronomía entre los habitantes del Gran Bilbao. 

Aprovechando que el Centro de Interpretación Peñas Negras organizaba una visita guiada, nos hemos cogido las botas y el bastón para recorrer juntos este emplazamiento que, aunque hoy resplandece con su verde brillante, hace siglos fue un  puro y auténtico monte de hierro, el más valorado por su pureza y calidad, hasta su total extinción en los años noventa del siglo pasado.


La visita se centra en la Geología y la Historia de esta zona minera vizcaina, y cuyo principal protagonista de la charla es el Hierro. Mineral que tuvo mucho que ver en los cambios económicos, sociales, politícos, que modelaron no solo el paisaje de esta zona, sino prácticamente la manera de vivir de toda Vizcaya y, en gran medida del País Vasco. Cambios que se produjeron sobre todo a partir de mediados del siglo XIX , época en la que tuvo su mayor grado de explotación minera, convirtiéndose en uno de los yacimientos de hierro más importante del mundo. 

Nos comenta también, como empiezan a desaparecer las Ferrerías dejando paso a una nueva industria del hierro: los Altos Hornos de Vizcaya

La visita, se presenta muy interesante, hace tiempo que deseamos saber un poco más sobre La Arboleda y la zona minera, y tenemos la impresión de que va a ser un paseo muy instructivo y relajante.

Se trata de una ruta circular de aproximadamente 2 horas de duración, muy cómoda de hacer, que empieza y acaba en el pueblo, y es muy sencilla y accesible de realizar tanto para niños como para personas mayores con ganas de andar un rato.




Alberto nuestro guía, nos describe como era todo ese área cuando estaban las minas a cielo abierto, lugar que ahora ocupan pantanos o lagos artificiales inundados por aguas subterráneas, la línea montañosa y lomas que nos delimita el lugar de las extracciones, las rocas, toda una serie de detalles que nos transportan a épocas gloriosas y duras.












¡Y por fin conocemos al protagonista principal! 
















Mientras nos va desgranando los detalles de este mineral único en el mundo, a nuestra izquierda nos descubre los restos de "hornos de calcinación"



















Poco a poco vamos adentrándonos más en esta historia tan apasionante y conociendo los avatares de verdaderos supervivientes que, trabajando en condiciones extremas cercanas a la esclavitud, consiguieron organizar movimientos obreros llegando a formar los primeros grupos sindicalistas vascos y, prácticamente los primeros del estado.




Nos acercamos hasta la entrada de una de las minas, que hoy permanece completamente inundada, aquí nuestro guía nos muestra los restos de "un plano inclinado", vías construidas en pendiente que servían para la subida y bajada de las vagonetas.





Ya vamos finalizando la visita, no sin antes darnos unos últimos detalles de lo que fue La Arboleda durante este periodo de tiempo y,  del pueblo pequeño,  de unos 600 habitantes, que es hoy en día. 

¡Y hacia allá que vamos! Ahora toca recorrer las estrechas calles y degustar uno de los mejores quesos frescos de la comarca en la Quesería de Elsa, quesos naturales cien por cien. Comprar el pan (quien dice pan, dice pastel vasco, de arroz, Bizcocho o lo que tu quieras, que te lo hacen por encargo) El horno de Leña de Esmeralda muy cerquita de la quesería y, como no, unas morcillas para llenar la despensa en la Carniceria de Unai Urkijo, donde os aseguro, catamos unas viandas que no olvidaremos tan facilmente.


Para rematar la mañana nada mejor que una buena y tradicional alubiada en cualquiera de los restaurantes de La Arboleda donde saben como hacernos felices.